Alfredo Ayuso Morales – 1 de mayo de 2023
El Domingo de Resurrección se celebra el final de la Semana Santa, siendo el primer domingo tras la primera luna llena de primavera. Esto quiere decir que, como es bien sabido, las fechas de estas festividades son móviles de año en año. El domingo anterior al de Resurrección es el Domingo de Ramos, sexto domingo de Cuaresma, que conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, montado en un burro, pisando una alfombra de mantos y ramas de árboles que sus seguidores echaban a su paso.
Este día, el Domingo de Ramos, tiene lugar en Luzaga una celebración especial, la Rifa del Ramo. Para realizar esta rifa se realizan las siguientes acciones:
– El sábado por la tarde, esto es, la víspera de la fiesta, los mozos se acercan a un encinar1, en busca de una chaparra que sirva a su propósito. Para ello, debe tener una forma equilibrada, una copa redondeada, con un único pie aislado2, y un tamaño lo más grande posible, teniendo en cuenta que debe caber por la puerta de la iglesia.
– Una vez podada, en lo necesario para acomodar su porteado, y cortada, lo más cerca del suelo, la encina es llevada al pueblo, e introducida a mano en la iglesia, situándola en su posición vertical original, rodeando de piedras su tronco y empleando cuerdas para afianzarla al púlpito del templo situado, como corresponde, en el lado del evangelio.
– Asegurada de pie, es el momento de que acudan las «mozas del Ramo» a «vestir» el árbol, esto es, a colgar de sus ramas, con cintas de colores, roscos, naranjas y limones. Los roscos han de ser uno por día de Cuaresma, esto es, 40, aunque lo normal es que sean 5 o 6 decenas, por la cantidad de gente que acude a la rifa. En cuanto a la fruta, se cuelgan en la actualidad doce kilos de naranjas y otros tantos de citrones.

– El Domingo de Ramos, finalizada la misa del día y antes de poder ir en paz, el Ramo es bendecido por el sacerdote, quedando así purificados planta y alimentos. A continuación, las «mozas del Ramo» visitan, casa por casa, a los vecinos del pueblo, para ofrecer papeletas de rifa3. Las mozas escriben en hojas de papel, una a una, las peticiones. Es costumbre que cada persona juegue para otra u otras, a menudo niños, dejando constancia en cada boleto de la siguiente manera:
o Fulanito por su abuela Menganita
o Zutanita por sus padres
o Mozas del Ramo por Fulano
Acabada la colecta, se recortan todas las peticiones y se doblan para ocultar su texto, se introducen en un puchero, se añaden varias papeletas con la palabra RAMO en función de la cantidad, y se mezclan todas para que queden repartidas al azar.
– Por la tarde el Ramo es sacado a cuestas los mozos, con el mayor cuidado posible para evitar el deterioro de la comida, y trasladado a la Plaza Mayor o, en los últimos años, a una elevación de la calle en la puerta de la iglesia4.

– Situado en sitio visible, y sujetado en vertical por los mozos, se sientan a sus pies varios niños, que serán los responsables de ir extrayendo papeletas y diciendo en voz alta el contenido de las mismas. Esta lectura se hace manteniendo el niño en la mano el papel leído, hasta la lectura del siguiente papel por parte del otro niño, puesto que el premiado será aquel cuyo nombre haya sido leído justo antes de extraer una papeleta con la palabra RAMO. En el siguiente ejemplo, el premiado sería Menganito, hijo de Zutanita, a quién su madre le compró y dedicó la papeleta:
• Mozas del Ramo por Fulanito
• Menganito por su madre Zutanita
• RAMO

– Finalizado el sorteo, mozos y mozas ayudan a desvestir el Ramo5 y el agraciado, o sus responsables, suelen convidar a los presentes a probar un trozo de rosco, y a las bebidas que gusten. En los días siguientes también es costumbre que los roscos se repartan entre familiares y amigos para compartir la suerte y los alimentos bendecidos. El dinero recaudado se destina a obras o elementos necesarios en la parroquia.
Tenemos noticia de la celebración, antaño, de esta tradición en el cercano pueblo de Garbajosa. En la actualidad un árbol con roscos, naranjas y limones en:
– Atienza, el primer domingo de mayo, celebrando el día de las Santas Espinas, se coloca delante de las reliquias
(https://twitter.com/Manuel_Granado/status/1520786137618526208?s=20)
– Salinas de Medinaceli, a comienzos de mayo, celebrando a San Miguel, se procesiona tras el pendón concejil y delante del estandarte del santo
(https://twitter.com/JoseManuelSev19/status/1521183512166117377?s=20)
También en la zona, en La Riba de Saelices, se sortea la rosca, sin árbol, en la celebración de la Virgen de Armallak, a mediados de mayo. Sin duda habrán sido muchos los pueblos de la zona con idéntica o parecida celebración, hasta el comienzo de la despoblación que tantas tradiciones ha matado en tantos lugares rurales de España.
Fuera de este entorno del Obispado de Sigüenza y el Común de Villa y Tierra de Medinaceli, por citar solo algunos, podemos encontrar ritos similares en:
– Pozuelo de Tábara, Zamora, el 26 de diciembre, con su Ramo de San Esteban, un soporte de madera cargado de naranjas, manzanas y el bollo maimón o mimón, y asociado a máscaras invernales, que en breve mencionaremos
(https://objetivotradicion.blogspot.com/2017/01/el-tafarron-y-la-madama-de-pozuelo-de.html?m=1)
– Sarnago, y otros pueblos de la antigua Comunidad de Villa y Tierra de San Pedro Manrique, Soria, donde una gran rama de arce es adornada con roscos de pan azafranado, pañuelos y flores, asociado a sus famosas móndidas
(https://www.facebook.com/watch/?v=402378316968318)
– Camparañón, Soria, donde se realizan en varios momentos del año, por ejemplo en San Antonio, vistiendo un soporte de madera con ropa blanca y diversos adornos, del que cuelgan roscas
(https://twitter.com/camparanon/status/1513609854342115341?s=20)
– A Gudiña, Ourense, donde unas andas de madera portan diversas comidas y bebidas, incluyendo roscos y naranjas, por la fiesta del Beato Sebastián de Aparicio en enero (https://www.verpueblos.com/galicia/orense/a+gudina/foto/718313/).
– La Romería del Comunero de Revenga, Burgos, con su «subasta del ramo»
(https://twitter.com/ASPelendona/status/1521376854288093185?s=20)
Este árbol engalanado, ramo, o ramo asociado a algún santo, es una tradición muy extendida, al menos, como hemos visto, en el norte de nuestro país, y no es descartable su ancestral relación con el propio árbol de Navidad. Al igual que ocurre con las máscaras, en ocasiones también movibles según la luna pues de ella depende el carnaval, y también extendidas en el norte peninsular con repetidos protagonistas, tales como diablos, vaquillas, “mascarutas”, zangarrones y demás, son elementos ancestrales que cobraban vida en invierno y primavera, cuando las tormentas y el frío agrupaban a niños y mayores alrededor del hogar, aguardando el renacimiento de la naturaleza, a la que invocaban con esperanza de luz, color y cosechas abundantes. Muestra de mezcla de máscaras y árboles son los kukeri y survakari de Bulgaria
o la tradición de Sesnández donde un muñeco enmascarado es colgado de un tronco enhiesto
La imposición del catolicismo, como antes la de otras religiones, asoció en sincretismo todos estos elementos a santos, vírgenes, cambios de año, pascuas y demás festividades que nos han acompañado hasta nuestros días.
Aquellos tiempos trajeron estos, estos tiempos traerán otros, dice mi madre.
Bibliografía
Historia de Luzaga. Eusebio GONZALO HERNANDO. Editorial Aache. 1999
1. La zona ocupada por el encinar es conocida localmente con el genérico nombre de «el monte». Existe en el término municipal otro bosque distinto, de pinos, que es conocido como «el pinar» y se distinguen así, pinar y monte, y no pinar y encinar o pinar y chaparral como podría suponerse.
2. Si hay varios pies, la copa resultante de su unión será redondeada, pero al cortar uno de ellos, sus ramas solo tendrán una parte de esa redondez.
3. Según cuenta Eusebio Gonzalo en su Historia de Luzaga, antiguamente se visitaban las casas desde días antes y lo obtenido el último día se empleaba en una merienda para las mozas.
4. El Ramo se bajó a hombros durante muchos años a la Plaza Mayor de Luzaga, para sortearse sobre un descansillo de piedra, en una escalera sin barandilla. Un accidente sin relación con la fiesta aconsejó añadir la barandilla a la escalera, y hubo de desplazar el sorteo a otro lugar, siendo elegida la Plaza de la Iglesia, puesto que además hay cada vez menos mozos para trasladar el Ramo.
5. Hasta fechas recientes el Ramo era llevado al domicilio del afortunado pero, como en el punto anterior, el descenso de porteadores ha provocado que el Ramo sea desvestido en el lugar del sorteo, corriendo a cargo del ganador el posterior transporte de la encina.